martes, 29 de abril de 2008

Teatro: "Como aprendí a manejar"

Funciones

Sala Agustín Siré / Morande 750
Santiago de Chile
Nuevo Estreno: viernes 2 de mayo
3, 4, 8, 9, 10, 15,16 y 17 de mayo de 2008

20 hrs.

Entrada general: $3.000
Estudiantes / Tercera edad: $1.500

Reservas: 977 1790

Elenco:Pedacito: Alejandra DíazPeck: Víctor MonteroCoro Griego Femenino: Annie MurathCoro Griego Masculino: Gabriel UrzúaCoro Griego Adolescente: Carolina Larenas
Escenografía y Vestuario: Jorge "Chino" GonzálezIluminación: Verónica NavarroAsistencia de dirección: Cristóbal PizarroDirección: Marco EspinozaProducción: Francesca Ceccotti


“Cómo aprendí a manejar”, de la afamada dramaturga norteamericana Paula Vogel, se estrenó y tuvo su primera temporada en el marco del Primer Festival de Dramaturgia Norteamericana organizado por el Comité de Teatro del Instituto Chileno Norteamericano y por la Embajada de Estados Unidos. La segunda temporada de esta exitosa obra se llevará a cabo en la Sala Agustín Siré y su estreno será el próximo viernes 2 de mayo, extendiendo las funciones hasta el día 17 del mismo mes.

El montaje dirigido por Marco Espinoza utiliza la imagen del auto y sus respectivas lecciones de manejar como una metáfora para plantear la idea de las relaciones afectivas como un objeto de consumo.

En esta oportunidad es la compañía DETUCH, perteneciente al Departamento de Teatro de la Universidad de Chile, la encargada de llevar a escena esta obra de Paula Vogel, quien ganó el premio Pulitzer en 1998 por este montaje.

En “Cómo aprendí a manejar”, se utiliza la figura del automóvil (uno de los más cotizados objetos de consumo contemporáneos) y las lecciones de manejar que Pedacito recibe de su tío Peck, como la instancia para mostrar de un modo metafórico los nuevos parámetros de las relaciones afectivas de la sociedad contemporánea, las cuales se transforman en objetos de consumo siempre que ambas partes esperan algo a cambio de lo que entregan.
De esta manera, las relaciones se vuelven utilitarias, y una vez conseguido el fin que perseguían, terminan volviendo desechable algo que en otra época era esencial.

“Cómo aprendí a manejar” se desarrolla en un ambiente lleno de ironía y sarcasmo, en el cual la obra se articula según dos ejes: la comedia más sutil y el drama más desgarrador.

Por otra parte, el tratamiento de la música coral (ejecutada por los mismos actores) y el trabajo de vestuario (encargado de enfatizar el carácter de cada personaje), unido a los otros elementos que la conforman, hacen de esta obra una pieza teatral no sólo interesante, sino que inserta en el mundo actual, sus problemáticas y crisis. “Cómo aprendí a manejar” genera una instancia de reflexión artística, crítica y profunda de la premisa de la obra, que está en relación a las relaciones afectivas como objeto de consumo, convirtiéndose a la vez en síntesis y metáfora de un contexto mayor llamado país, raza humana o sociedad de consumo que, en definitiva, se consume a sí misma.